https://identidadandaluza.wordpress.com/2010/05/18/una-version-genealogica-del-ansia-integradora-de-la-elite-morisca-el-origen-de-la-casa-de-granada/ Enrique  Soria Mesa   
 "Don Pedro de  Granada … fue hijo del ynfante Çelin, del linaje
 de los Reyes de Granada, que procedían de los Reyes de
 Aragón, Çaragoza, de los godos", Fernando del Pulgar, Claros Varones de  Castilla.
 
  "Aquellos escritores imaginativos y creadores que eran los heraldos
 Tudor se ocupaban afanosamente en inventar extensos
 catálogos que rastreaban la alcurnia de la nobleza remontándose
 a la conquista normanda, a los romanos o a los troyanos.
 Algunos no quedaban satisfechos hasta emparentarla con los
 reyes y dignidades del Antiguo Testamento",
  L. Stone, "La crisis de la aristocracia". 1558-1641.
   
  
La adición realizada con  posterioridad a la obra de Fernando del Pulgar revela un doble sentido  integrador a la hora de referirse a dos miembros de la más importante  Casa de la nobleza morisca, don Pedro de Granada y su hijo don Alonso  Venegas. Por un lado, incorporarlos a la nómina de nobles castellanos  que pueblan las páginas del ilustre cronista converso. Su inclusión  entre grandes, títulos y prelados supone un fuerte espaldarazo a sus  deseos de asimilación a la élite cristiano vieja. Por otro, la cita que  inicia este trabajo muestra a las claras las reivindicaciones  genealógicas del linaje: descender de los reyes nazaríes y de los  soberanos de Zaragoza. Estas dos claves se encuentran siempre presentes  en la larga producción literaria y documental que rodea a la estirpe que  fundara don Pedro de Granada, llamado antes de su conversión al  cristianismo Cidi Yahya Alnayar1.En estas breves páginas trataré un  aspecto concreto del ansia integradora de la más importante familia  morisca del reino de Granada, una actuación más entre muchas, todas  conducentes a asimilarse rápida y efectivamente a las categorías  dirigentes de la Corona hispánica. Concretamente, me refiero a la  recreación de un pasado mítico en donde la falsificación histórica va de  la mano de los deseos de homologación social. Se trata de redefinir la  historia del linaje en función de los nuevos patrones que se aportan por  las flamantes autoridades castellanas.Algo parecido sucedió en el caso de la  ascendencia de Zoraya, la cautiva cristiana esposa de Muley Hacén. De la  primitiva oscuridad que envuelve su origen se pasa pronto a una  alcurnia elevada, no en vano fue la madre de los infantes de Granada.  Como muy bien afirma López de Coca, "era preciso buscar una filiación  para un personaje que, con el transcurso del tiempo, engendraría a unos  infantes que luego entroncan con familias de la nobleza castellana más  rancia" (2). Así, pronto se la denomina doña Isabel de Solís, hija del  alcaide de la Higuera de Martos. Traigo a colación este episodio, aparte  de su interés intrínseco, porque los Granada Venegas usaron similares  tácticas. En efecto, sabemos que Cidi Yahya Alnayar tenía dos hijos con  una antigua cristiana de la Higuera de Martos llamada Çafarjala "criada  en la casa del rey Buliaçen" (3), que al parecer se habría llamado  Elvira Hernández siendo cristiana.En ella tuvo a doña María de Granada,  mujer de Gonzalo Hernández el Zegrí, con quien fue madre de don Luis  Hernández el Zegrí, caballero de Santiago(4). Pues bien, al poco tiempo  un árbol de la familia dice que tal cautiva no sería sino una hermana de  la dicha Zoraya. ¡Qué mejor forma de acercarse a la familia real nazarí  que compartir concubinas! Aparte de la broma, estos datos reflejan un  estado de ánimo tendente a alterar la tradición histórica a fin de  limpiar de manchas la trayectoria de un linaje morisco. Este memorial  que analizo aquí es todo un ejemplo de hasta dónde se puede llegar en  esta ardua tarea.Veámoslo.
  
 La  genealogía ha sido, tradicionalmente, un eslabón de suma importancia en  todos los procesos de legitimación social de los grupos privilegiados  del Antiguo Régimen. La manipulación y el fraude, así documental como  literario, no son sino algunas de las armas con que contaban los  genealogistas, puestos como siempre al servicio de cualquier tipo de  poder establecido(5). En el caso de la Castilla Moderna, las actuaciones  en este sentido se centran, por lo general, en dos campos:1.  Fundamentar el ascenso social de determinados individuos y familias  gracias a la invención de un origen noble para el linaje.2. Ocultar  ciertas tachas y máculas en la sangre de tales advenedizos, básicamente  la existencia de sangre hebrea en la estirpe. Las fantásticas  referencias a orígenes romanos, góticos o incluso de más exótico plumaje  no deben inducirnos a error al pensar que sólo se trataba de delirios  imaginativos sin fundamento alguno. Sin excluir esta versión, lo cierto  es que el furor genealógico de los siglos XVI y XVII esconde un  clarísimo componente legitimador, semejante al que ostentó cierta  cronística del Siglo XV(6).No voy a entrar en detalles sobre esta  tratadística nobiliaria, no es éste el lugar7. Aquí me centraré en  exclusiva en relatar las peripecias de los Granada Venegas a la luz de  su nueva realidad como miembros de la nobleza castellana, analizando un  extenso memorial genealógico conocido como el Origen de la Casa de  Granada, señores de Campotéjar, conservado en la Biblioteca de la Real  Academia de la Historia8. Adicionado con un buen número de escrituras y  documentos, sobre todo en su parte final, nada del texto merece  desperdicio. La voluntad integradora se palpa en cada frase, en cada  observación. Veamos con cierto detenimiento algunos de los temas  predominantes. La obsesión, común a toda la nobleza hispana, por  entroncar con los viejísimos linajes de la aristocracia de la Hispania  anterior a la conquista musulmana adquiere aquí nuevas y más curiosas  formas. Si absurdo parece, sin documento alguno, remontarse a los siglos  VI o VII, más ridículo aún es pretender poseer tales entronques para  estirpes musulmanas. Sin negar la existencia de algunos primeros enlaces  y matrimonios mixtos entre las categorías dirigentes de los vencidos y  las de sus nuevos señores, lo cierto es que se trató siempre de un  fenómeno marginal. Aquí, desde luego, no importa lo más mínimo la  veracidad de las noticias, perdidas en la noche de los tiempos, sino el  efecto "precursor" que tales prácticas tuvieron respecto a la actitud de  los Granada Venegas9, que nos aparecen como auténticos godos de la  primera nobleza, incluso de sangre real, que, al cabo de los siglos,  vuelven a su verdadera fe, de la que fueron apartados durante un  engorroso paréntesis de ocho siglos10.Así, de esta Casa se nos dice que  su "prinzipio fue un prínzipe del linaje de los godos que vino a ser rey  de Zaragoza en el año del señor de setezientos y setenta y  zinco"(11).Las referencias son tan numerosas a lo largo de toda la obra  que sería enojoso enumerarlas (12). Sin embargo, hay que destacar que,  siempre para el autor, los Granada Venegas no sólo descienden por línea  recta de varón de godos, sino que esta gran Casa enlazó reiteradamente  con antiguas familias visigóticas. Así, si a Marsil, segundo rey de  Zaragoza, habría sucedido "su yerno Muza, prínzipe de linaje de los  godos" (13), las siguientes generaciones no se quedan atrás, ya que, de  la sucesión del rey Abuzalén: "el mayor de los hijos se llamaba Albuyar,  hera casado con Theresa su parienta hija del conde don Garzía de Cabra,  por haber casado como queda visto atrás Garzía, prínzipe godo, señor de  Cuenca, Guete y sus tierras con hija de Muza Abeneçín, terzero rey de  Zaragoza, y el segundo se llamaba Alboaques, que hera rey de Murzia,  Omar, que era rey de Almería, y la hija, que se llamaba Breçayda, casó  con el conde don Gonzalo Yllano"(14).Los Granada Venegas se preciaron  siempre de descender por línea de varón (la única realmente importante  en la sociedad islámica) de los antiguos reyes de Zaragoza, la dinastía  de los Banu Hud, a través del gran caudillo levantino Ibn Hud. Asesinado  este líder "nacional", parte de su progenie se habría afincado en el  reino de Granada, dando lugar a la estirpe de Cidi Yahya. Si bien  existen dudas sobre la verdadera ascendencia de Ibn Hud, lo cierto es  que la opinión que hace de este personaje el tronco común de los Venegas  granadinos tiene cierto fundamento. De él, parece, vendría y Yusuf  IV(15), hijo del arráez Muhammad ibn al-Mawl16.Yusuf IV, en este  sentido, se convierte en la mejor ilustración del linaje. El monarca  granadino, único de los de su varonía que pudo usurpar el trono a los  nazaríes, es el eslabón más importante en la legitimidad dinástica que,  de algún modo, pretenden los Granada Venegas. Este soberano, abuelo de  Cidi Yahya Alnayar, es biografiado con bastante detalle (17). Su  entronización, de la mano de las tropas castellanas de Juan II, presta  un gran valor a la causa de estos ilustres conversos, se trata de un  precedente ideal a su actitud para con los Reyes Católicos18.Sin  embargo, poco de lo anteriormente referido serviría de algo si no se  asume que el linaje tiene una historia común, compacta y continuada, o  sea, si no se acaba nunca la conciencia de pertenecer a la sangre de tan  ilustres progenitores. La obra que nos ocupa pretende, en cualquier  momento, establecer una línea ininterrumpida entre todos y cada uno de  los eslabones de tan larga cadena. A pesar de los siglos transcurridos,  todos los "Alnayar" se consideran a sí mismos parte integrante de una  misma estirpe, cuyas señas de identidad permanecen inalterables aunque  haya transcurrido casi un milenio entre el príncipe godo y el caudillo  nazarí, dos personajes que, de haber existido el primero, sólo tendrían  en común su colaboracionismo con los flamantes conquistadores (19). Los  dos fragmentos siguientes son bien representativos de lo referido.
   
"Deste  cognomento de Anayar vsaron siempre este rey de Zaragoza y sus  dezendientes como de nombre de su familia"(21).
 Gracias  a esta unidad intrínseca del linaje, se establece una corriente de  legitimidad que viene de los godos, verdaderos soberanos de España, pasa  por los más prestigiosos reyes de taifas y desemboca en el "más alto  rey de los moros e más poderoso, liberal y justiciero, padre de la  lealtad, restaurador de la ley y amparador de los andaluces, del linaje  real de los reyes de Aragón, Abenhut Abenayar", es decir, Ibn Hud  (22).De todos los "Alnayar", al menos desde hacía siglos, sólo Yusuf IV  consiguió reinar, en su caso en el trono de la Alhambra, y eso sólo por  unos meses. Tan escasa cosecha fue ampliada a efectos de la propaganda  del linaje, haciendo ver que su sangre rebosaba de monarcas musulmanes.  Aún más, el hijo de Yusuf, padre de Cidi Yahya, aparece convertido en  una especie de semisoberano de Almería, un cuasi-rey que por poco no  alcanza a desbancar a los nazaríes de su silla.
 Obsesionado  con dotar de emblemas regios cercanos a la estirpe, el autor del  memorial no repara en ninguna argucia, aunque esta vez se le va la mano.  En lugar de traer a colación tradiciones de remoto origen, nuestro  escritor ingenia una falsificación documental de bastante envergadura,  inventándose una carta del infante don Alfonso, rey electo de Castilla  por parte de la nobleza rebelde contra Enrique IV.
 Veamos  un extracto de la misiva:
  
  
  
  
  
"«Enbio mucho a saludar al  engrandezido y honrado de los moros el ynfante de Almería Abenzelín  Abenayar como aquél que mucho prezio y amo e deseo pagar la deuda en que  me tiene la grandeza e buena oportunidad de buestro socorro de las  trezientas lanzas e quinientos peones con que me ynbiastes a vuestro muy  llegado e honrrado caudillo Abenhami el ofrezimiento de enbiar mas  socorro e benir por vuestra persona si lo menester ubiere. Tengo en  merzed a vuestra señoría y espero en Dios no será menester de presente  porque a Dios a plazido de que mis cosas ban muy prósperas… e en  allanando las cosas de mis reynos espero en Dios de vos pagar esta deuda  para restaurar vuestro estado e que ayáis de mi mano la Casa e reyno de  Granada según la ubo el rey don Juzef vuestro padre del rey don Juan mi  señor e padre… Dado en la muy noble çiudad de Córdova, a siete de junio  de mill y quatrozientos y sesenta y nuebe años. Yo el rey. Por mandado  del rey, Johan Ruiz" (23).Como se evidencia, sólo la repentina muerte de  don Alfonso impidió lo que era de justicia, restablecer en Granada a  los desterrados. La pena es que la carta sea falsa, ya que el  pretendiente murió el 5 de julio de 1468, o sea, un año antes de la  fecha del documento. Eso sin contar con que los datos que nos ofrece in  extenso la carta chocan abiertamente con los que ofrece el itinerario  conocido del príncipe (24).Puede que Roma no pagara traidores, pero lo  cierto es que Castilla sí lo hacía. La colaboración activa de Cidi Yahya  Alnayar con la Corona (nada menos que la entrega de Baza y la  participación decisiva en la capitulación de su cuñado el rey Zagal),  seguida por las hazañas militares de su hijo, Alí Omar ben Nazar, o sea  don Alonso Venegas, fueron bien recompensadas con cargos, honores,  pensiones y tierras, tanto que este linaje se convirtió en el más  importante de la nobleza local que regía la ciudad del Darro. Esta  actitud "colaboracionista"(25) tuvo su recompensa, y el anónimo autor  del memorial genealógico empleará tales acontecimientos como una  justificación más, especialmente importante, de la grandeza de la Casa  que historia.La obra aquí se torna más creíble, gracias a que copia  buena cantidad de escrituras, fundamentalmente cartas de los Reyes  Católicos y mercedes de los soberanos de Castilla a estos conversos tan  propincuos. La fantasía tiene poco que hacer aquí, simplemente se  enumeran y detallan, con aburrida precisión, privilegios, oficios,  sueldos y dignidades concedidas a la Casa a cambio de su actuación en el  trance bélico. No interesa referirlos, sólo advertir el valor  propagandístico de la acumulación documental (26).Pocos temas, sin  embargo, más comprometidos que la conversión al cristianismo de Cidi  Yahya Alnayar. La inmediata asunción de la verdadera fe debió significar  el colofón de tanta ayuda en la conquista. Sin embargo, no fue así como  sucedió.Si en el caso de don Alonso Venegas parece que la abjuración  del Islam fue pronta, su padre, en cambio, tardó mucho más en abrazar la  fe oficial castellana. Tanto aguardó, que coincide, sospechosamente,  con los años que presenciaron la conversión mas i va y obligada de la  masa mudéjar (27). Un hecho así no podía reconocerse públicamente, pues  hubiera arrojado sombras y dudas sobre las verdaderas creencias del  linaje. Nuestro autor, abrazando un rumor que viene de antiguo, acepta  la legendaria aparición del apóstol San Pedro, quien oportunamente se  personó en el cerco de Baza."Don Pedro de Granada el primero, a quien  nuestro señor milagrosamente por medio del apóstol San Pedro, a quien un  ayo christiano le avía dado por devoto, trujo a su santo conozimiento y  fecathólica" (28). "Y unos dizen que vio una cruz muy resplandeziente  en el aire y que la tenía una visión de un santo con unas llaves en la  mano, que juzgaron por esto ser san Pedro y que le avía amonestado en su  lengua entregase las llaves de la çiudad al señor Rey Católico y se  hiziese cristiano" (29).Esta aparición, a lo Constantino el Grande,  sirvió para despejar cualquier duda que tuviera el caudillo militar,  ¡qué suerte la de este hombre que no hace sino seguir los evidentes  designios divinos!
  
 
 
 Lo  cierto es que, con el tiempo, nadie dudó nunca de la sincera observancia  del dogma católico por esta familia. Como tantos otros conversos, sean  de origen musulmán o hebraico, su recién adquirida fe les llevó a  exagerar, consciente o inconscientemente, su religiosidad. Como botón de  muestra, las declaraciones de un testigo hablando de la muerte de don  Alonso Venegas, hijo de Cidi Yahya:
  
  
  
  
  
"que quando murió salían diziendo  de su casa: ¡bendito sea Dios, que tan buen cristiano muere!, porque  estuvo diziendo: Bendito sea Dios, que nací moro y muero cristiano, y  esto dezía el dicho don Alonso Vanegas" (30).Sin embargo, y aquí se riza  el rizo de manera indecible, la conversión necesita una apoyatura  interior, ya que los ascendientes, por muy nobles que fuesen, eran  infieles. La genialidad del autor del memorial consigue mostrarnos la  otra cara, bien favorecida, de la realidad. Como no puede afirmar, a  riesgo de provocar la risa del lector, que los antepasados de don Pedro  de Granada fueron cristianos encubiertos (como prácticamente dice de  él), afirma paladinamente que casi todos practicaron un  filocristianismo, una actitud moral cercana a la exigida por la Iglesia y  unos comportamientos políticos próximos a los de los príncipes  cristianos31. Veamos algunos fragmentos."A este rey mataron los moros  porque ayudaba y favorezía a los christianos" (32)."Aben Lope, rey de  Toledo, hijo del dicho rey Muza, se hizo basallo del rey don Ordoño y le  ayudó lealmente y vbo vitorias de los moros por mandado del rey don  Ordoño"33.En conclusión, en este breve trabajo no he pretendido, bajo  ningún concepto, realizar un análisis detenido de una gran obra  literaria, entre otras cosas porque el Origen de la Casa de Granada es  una mediocre producción en cuanto a calidad artística. Sin embargo, el  interés de sus páginas radica en que se trata de una justificación  completa de todo un linaje morisco que acaba de acceder a la condición  nobiliaria en Castilla. Se trata de una argumentación genealógica en  donde, de forma sibilina, se exculpa el pasado familiar, adaptándolo a  los nuevos tiempos. Se resaltan las circunstancias que más valor pueden  ofrecer a la vista del lector -nobleza de sangre, descendencia regia,  hazañas militares, títulos-, se obvian aquellos aspectos peligrosos  -Islam- y se organiza todo el discurso en clave integradora, buscando  dorar a la castellana los blasones de tan alta alcurnia. Un aspecto más,  si bien bastante novedoso, de la evidente asimilación de gran parte de  la élite morisca en la sociedad castellana durante todo el siglo XVI.1. Una visión  general sobre el proceso integrador de las principales familias  moriscas, acompañada demúltiple bibliografía al respecto, en SORIA MESA,  E.: «De la conquista a la asimilación. La integración dela aristocracia  nazarí en la oligarquía granadina. Siglos XV-XVII», Areas, 14 (1992),  pp. 51-64.
  
  
  
  
 2. «Granada en el siglo XV: las  postrimerías nazaríes a la luz de la probanza de los infantes don  Fernando ydon Juan», Andalucía entre Oriente y Occidente. V Coloquio  Internacional de Historia Medieval deAndalucía, Córdoba, 1988, p. 603.
 3. LADERO QUESADA, M.A.: «Nóminas de  conversos granadinos (1499-1500)», Los mudéjares de Castillay otros  estudios de Historia medieval andaluza, Granada, 1989, p. 147.
 4. R.A.H., D-35, f. 48.
 5. "La fabricación de genealogías  'interesadas' se da en distintas épocas y en culturas muy diferentes.  Sobretodo las que se forjan para adular a hombres poderosos", CARO  BAROJA, J.: Las falsificaciones en laHistoria (en relación en la de  España), Barcelona, 1992, p. 170.
 6. "En definitiva… la literatura  genealógica del siglo XV tiene en gran parte una función enmascaradora  dela realidad de la aparición de linajes de la pequeña o media nobleza o  de la caballería villana que ascienden a primer plano con los  Trastamara", BECEIRO PITA, I.: «La conciencia de los antepasados y la  gloria dellinaje en la Castilla bajomedieval», en Reina PASTOR (comp.),  Relaciones de poder, de producción y deparentesco en la Edad Media y  Moderna, Madrid, 1990, p. 348.
 7. Actualmente, preparo un trabajo  monográfico sobre el tema que espero vea pronto la luz.  Actualmente,preparo un trabajo monográfico sobre el tema que espero vea  pronto la luz.
 8. R.A.H., Colección Salazar y Castro,  B-86. En adelante se citará Origen, y el folio.
 9.Recordemos que el propio Cidi Yahya  casó en segundas nupcias con doña Elvira de Sandoval,
 nieta del conde de Castro, y que su hijo don Alonso Venegas matrimonió  dos veces con la
 más rancia nobleza castellana: con doña Juana de Mendoza, hija del  mayordomo de los
 Reyes Católicos, y con doña Juana de Quesada, hija de los señores de  Garcíez en Jaén, LÓPEZ DE HARO, A.: Nobiliario genealógico de los reyes y  títulos de España, Madrid, 1622, II, p. 107 y ss.
 10. Opinión ciertamente extendida en la  época que tratamos: "Su origen, de los reyes moros de Granada yZaragoza,  y ellos de los principales godos que quedaron a vivir entre los moros",  R.A.H., Colección
 Pellicer, III, f. 98.
 11. Origen, f. 1.
 12. "Muza Aben Hazín, o según otros Muza  Abencaçín o Abanzas, que escripto en su lengua [es] como dezirlinaje de  godos", Origen, f. 3v.
 13. Origen, f. 3v.
 14. Origen, f. 9v.
 15. Yusuf IV "traía su abolengo de ibn  Hud", LIVERMORE, H.: «Notas sobre la historia de Granada. El segundorey  chico, Muhammad XI, y la sucesión de la Casa de Abu Nasr Sa'd, 1452-56″,  Al-Andalus, 28 (1963),p. 338.
 16. Para L. SECO DE LUCENA el efímero  rey Yusuf IV fue hijo del arráez Muhammad ibn
 al-Mawl, "el cual instauró en el trono una nueva rama de la dinastía"  («Panorama político del
 Islam granadino durante el siglo XV», Miscelánea de Estudios Arabes y  Hebraicos, IX (1960), p. 8). Este arráez "descendía de ilustre familia  granadina que, en el siglo XIV, llegó a ejercer mucha influencia en la  corte nasrí y, además, estaba emparentado con la dinastía reinante,  porque su esposa, cuyo nombre desconocemos, era una hija de Muhammad VI  el llamado rey Bermejo" («Alamines y venegas, cortesanos de los  nasríes», Miscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos, X (1961), pp.  133-134).
 17. Origen, f. 14v y ss.
 18. Véase SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: Juan II y  la frontera de Granada, Valladolid, 1954; SECO DE LUCENA, L.:«Un  documento del sultán granadino Yusuf IV ibn al-Mawl», Al-Andalus, 13  (1948), pp. 496-500 yABELLÁN PÉREZ, J.: «Un documento sobre el infante  granadino Yusuf b. Muhammad b. al Mawl»,Andalucía Islámica. Textos y  estudios, II-III (1981-82), pp. 189-193. Sin duda alguna, lo mejor es  elresumen que realiza J.E. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER en su Historia de  Granada. II. La época medieval.Siglos VIII-XV, Granada, 1987 (en  colaboración con R. PEINADO SANTAELLA).
 19. Es el mismo principio ofrecido por  genealogistas tan ilustres como don Luis de Salazar y Castro,  quienestudia todo un linaje desde los inicios de la Edad Media hasta  finales del siglo XVII, considerando a todos sus miembros partícipes de  una misma y particular idiosincrasia. Me refiero, evidentemente, a las  descomunales y brillantes historias de las Casas de Silva y Lara, por  sólo citar los ejemplos más conocidos y difundidos.
  
20. Origen, ff. 2v-3."La Ynsignia y  armas de los reyes de Zaragoza de que vsaron en sus edifizios y  pendones fue vna banda azul campo de plata y la color de la banda  mudaron sus subzesores más de quatrozientos años después, como lo  refieren graves autores y se be en los edifizios antiguos Casas reales  de Granada y en vno de los quartos de la Alhambra"21. Origen, f.  4v.
  
  
  
  
 22. Así se le denomina en la dote del  propio Cidi Yahya Alnayar con Cetti Merién Venegas, documento de1469  romanceado al castellano en 1553, GALLEGO BURÍN, A. y GAMIR SANDOVAL,  A.: Los moriscos delreino de Granada según el Sínodo de Guadix de 1554,  Granada, 1968, pp. 267-270.
 23. Origen, f. 22v.
 24. TORRES FONTES, J.: El príncipe don  Alfonso y su itinerario. La contratación de Guisando. 1465-1468,Murcia,  1985, p. 167. Véase también MORALES MUÑIZ, Mª D.: Alfonso de Avila, rey  de Castilla, Avila,1988.
 25. Término muy acertadamente acuñado  para estas actividades por Ángel GALÁN SÁNCHEZ, «Poder cristianoy  colaboracionismo mudéjar en el reino de Granada (1485-1501)» Estudios  sobre Málaga y el reino deGranada en el V Centenario de la Conquista,  Málaga, 1987, pp. 271-289.
 26. Algunas mercedes refiere M. GARRIDO  ATIENZA, Las Capitulaciones para la entrega de Granada,Granada, 1992. A  destacar la concesión a don Alonso Venegas de poder añadir siete  banderas a su escudo de armas, en memoria de la toma de la Torre de  Romani (p. 201, 20 de agosto de 1490). Véase, más extenso, A.H.N.,  Estado, leg. 6.389-1.
 27. Ya M.A. LADERO QUESADA advertía de  la posibilidad de que la conversión de Cidi Yahya fuera  tardía(«Nóminas…», p. 299), pero quien dejó bien claras las cosas fue A.  GALÁN SÁNCHEZ, quien rectifica elerror de muchos autores  contemporáneos, afirmando rotundamente que la conversión se produjo en  1500 (Los mudéjares del reino de Granada, Granada, 1991, p. 264).
 28. Origen, f. 1.
 29. Origen, f. 25.
 30. Lo cierto es que es tan socorrido el  tema que F. BERMÚDEZ DE PEDRAZA, hablando de Omar Aben AyarAbdalaziz el  Lahmi, caudillo de Almería y Baza, ascendiente de Cidi Yahya, afirma  que, tras grandes victorias, se retiró del gobierno y se apartó de lo  temporal, siendo ésta una "acción digna de alabar en un infiel, y que no  pareciera mal en un príncipe christiano", Historia eclesiástica de  Granada, Granada, 1989,f. 132.
 31. A.H.N., Ordenes Militares, Santiago,  exp. 8.774.32. Origen, f. 3.33. Origen, f. 4.
-- 
Benicio Samuel Sanchez
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samuelsanchez@genealogia.org.mxWebsite:  
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"Haz tu Arbol Genealogico...El Arbol mas Hermoso de la Creacion"
Por medio de la historia familiar descubrimos el árbol más hermoso de la creación: nuestro árbol genealógico. Sus numerosas raíces se remontan a la historia y sus ramas se extienden a través de la eternidad. La historia familiar es la expresión extensiva del amor eterno; nace de la abnegación y provee la oportunidad de asegurarse para siempre una unidad familiar".
 (Élder J. Richard Clarke, Liahona julio de 1989, pág.69)   
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