{LosCuellar.com.mx 212} El pasado nos da una perspectiva para interpretar el presente y emprender con entusiasmo el futuro.

Un buen genealogista debe recordar que una mirada al pasado nos da una perspectiva para interpretar el presente y emprender con entusiasmo el futuro.

Luego de una búsqueda genealógica, cuando se te han confundido fechas, lugares, personajes y costumbres, habrás pensado que para qué te interesa saber lo que pasó hace tantos años.  ¿Quiénes fueron primero? ¿Quiénes después? ¿Cuáles fueron conquistadores y cuáles conquistados? ¿Dónde vivía cada grupo? ¿Quién era amigo de quién? ¿Cúantas veces se casó fulano?

Claro: además está esa representación -falsa, por cierto- de que los Genealogístas son todos hombres, cercanos a la ancianidad, con lentes pequeños para vista cansada, calvos, con barba, aburridos hasta morir y prácticamente sepultados en libros y polvo de los rincones más oscuros y abandonados de una biblioteca. Personajes empeñados en vivir en el pasado, y también empeñados en seguir coleccionando fechas para atormentar a los demás.
Pues déjanos decirte que no hay nada tan alejado de la realidad como esa imagen. Entre los genealogístas hay de todo, como en las boticas de antes. Hombres y mujeres, jóvenes y quienes no lo son tanto, aburridos y divertidos, con buena vista y los que usan anteojos, altos y bajos, barbudos y lampiños, elegantes y desarrapados. Tal vez el único rasgo común en todo genealogísta, es la curiosidad y, aunque parezca increíble, el espíritu de aventura.

¿Curiosidad y aventura? Sí, las dos cosas.

Curiosidad porque la historia y la genealogía son algo que no termina, nunca se llega a saber todo y por lo tanto hay que seguir buscando. De hecho entre más oculta está la información y más cosas se ignoran, tanto mayor es el empeño por tratar de desentrañar los misterios escondidos; lo más parecido a un investigador privado, pero con la diferencia de que el reto es mayor: hay menos pistas y menos testigos.

Aventureros y aventureras también. Hay películas en las que el héroe tiene que viajar por entre las raíces de los mangles que sobresalen de un pantano. Los que construyen la Genealogía tienen que sumergirse entre las raices documentales, buscar archivos, notas, monumentos, vestigios,  hurgar en la maleza de la información contradictoria, y a veces también cruzar por el mismo pantano por la falta de documentación.

Para el Genealogísta que hace trabajo de campo, todos los ancestros están vivitos y coleando entre los documentos.

Es cierto: una parte de la historia familiar son las fechas y los nombres, pero ni con mucho es lo principal. Esos datos son apenas como los puntos clave de un plano, las banderolas que indican dónde se da la vuelta o cuándo hubo un cambio importante; pero al Genealogísta le interesa también el entender los porqués y los cómo. Por eso son curiosas y curiosos incorregibles.

El genealogísta primerizo hace su primer descubrimiento, el de su vocación. Aparentemente no ha sucedido nada, pero la inquietud por saber ha nacido. Esa o alguna otra noche sueña con sus ancestros. Imagina a quienes le dieron la vida y le pica la curiosidad. Ha quedado contaminado. Luego del sueño y con un montón de preguntas haciéndole run run en la cabeza, es que decide tratar de encontrar las respuestas.

Una respuesta no hace sino provocar nuevas preguntas. Estudia más y también a mayor profundidad.

Ahí es donde la medicina, la abogacía o la química pierden un candidato potencial. Nuestro entrometido genealogísta querrá saberlo todo. Encontrar las respuestas que el pasado le provoca, porque sólo así explica el presente. Lo que dicen los libros no le será suficiente y querrá averiguar mucho más:

¿en dónde vivían? ¿Quiénes eran sus vecinos? ¿A qué se dedicaban y de qué se alimentaban? ¿Cómo estaban organizados? ¿Qué fiestas tenían y cómo las celebraban? ¿Cuándo comenzaron, cómo se desarrollaron y por qué desaparecieron? ¿Cuáles eran sus tradiciones? ¿Qué sucedió con ellos durante la Colonia? ¿Existen todavía otros descendientes?

Sí, el Genealogísta padece una enfermedad: el mal de la multiplicación de las preguntas. Cuando encuentra respuesta para una... aparecen veinte más, y otras treinta y mil más. No hay cura ni remedio, por eso tiene que seguir buscando.
Esa es la razón por la que a los Genealogístas se les encuentra en los lugares más variados.

En todo sitio hay respuestas y por eso aparecen en bibliotecas, en el registro civil, en las parroquias, en las universidades, en museos, en escuelas, en archivos estatales y las olvidadas haciendas, otrora posecion de su familia. Igual escarban entre papeles, viajan en ferrocarril o a lomo de burro para saber por un momento lo que sus ancestros sentian, veían, estudian en sus cubículos, escombran libros humedecidos, comen una torta de prisa o preparan alimentos en una fogata, a la antigua.

Es cierto, no parece muy divertido. Tal vez tendríamos que preguntarnos nuevamente:

Así... ¿a quién puede interesarle estudiar genealogía?


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B. Samuel Sanchez Garcia
http://www.Genealogia.org.mx
http://www.GenealogiaMolecular.com

"Haz tu Arbol Genealogico...El Arbol mas Hermoso de la Creacion"


Por medio de la historia familiar descubrimos el árbol más hermoso de la creación: nuestro árbol genealógico. Sus numerosas raíces se remontan a la historia y sus ramas se extienden a través de la eternidad. La historia familiar es la expresión extensiva del amor eterno; nace de la abnegación y provee la oportunidad de asegurarse para siempre una unidad familiar".
(Élder J. Richard Clarke, Liahona julio de 1989, pág.69)


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