Monday, August 3, 2009

{LosCuellar.com.mx 96} Nueva cédula de identidad ¿otra vez?

Por Correo Electrónico 
Nueva cédula de identidad ¿otra vez?
Organización Editorial Mexicana
3 de agosto de 2009
  Existen proyectos que parecen originales, pero no lo son, y en cambio resultan desfasados de la realidad y con elevados costos, políticos y económicos. 

Es el caso de la pretendida Cédula de Identidad Ciudadana, anunciada por Felipe Calderón como un moderno instrumento de identidad e identificación ciudadana. 

La pretensión de lograr un documento de tal importancia no es nueva, así como tampoco es nueva la facultad del Estado, como entidad única, para constatar la nacionalidad e identidad de una persona, que lo acompañará toda la vida y validará los actos civiles más importantes hasta su muerte. 

Ya desde el lejano 28 de julio de 1859, el presidente Benito Juárez expidió la Ley Orgánica del Registro Civil en el Puerto de Veracruz, y con ello facultó, de una buena vez y por siempre, al Estado para dar cuenta de los actos trascendentes de la persona, como nacer, casarse, morir, que era en ese entonces responsabilidad eclesiástica y pasaba a ser una de las competencias básicas del Estado. 

Ciento cincuenta años más tarde, Calderón, en el marco de las celebraciones de la promulgación de las Leyes de Reforma, anunció que pondrá en marcha la instauración de una "Cédula de Identidad Ciudadana". 

Tal proyecto existió hace décadas, pero fue desechado en el contexto de una sociedad desconfiada de las intenciones del Gobierno, que los partidos de oposición de aquel entonces, entre ellos el PAN, se encargaron de desvirtuar, atribuyéndole aviesos propósitos de control y represión, versiones ante las cuales, sectores de la sociedad de entonces, como hoy, resultan extremadamente sensibles. 

Por eso, el proyecto tuvo que archivarse, no obstante que tenía muchas bondades para asegurar al ciudadano una identificación confiable, segura y perdurable para todos los trámites de su vida civil y legal. 

Quizá si se hubiera hecho en su momento, hoy las tareas de identificación precisa y confiable, tan necesarias en la lucha contra el crimen, serían mucho más eficientes de lo que son, ante la facilidad con que los delincuentes falsifican documentos y construyen nuevas identidades que les permiten operar con total impunidad. Pero el hubiera no existe.

Años después se intentó revivir el proyecto bajo los aires de la modernidad que empezaron a circular por el país, tal como sucedía en los países avanzados del mundo. 

Pero el mismo ambiente de desconfianza ante las intenciones de la autoridad volvió a imposibilitar la iniciativa. 

Por ello, un anuncio de tal naturaleza en estos momentos conduce inexorablemente a plantearnos una serie de interrogantes sobre la pertinencia y el sentido de un documento de identidad nacional, que exigirá la inversión de cuantiosos recursos de arcas gubernamentales, cada vez más raquíticas y en un contexto de crisis. 

El secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, declaró que la cédula tiene como propósito acreditar la personalidad jurídica del portador frente a los prestadores de servicios públicos, como Oportunidades, Procampo, Seguro Social y un largo etcétera. 

Al hacer el anuncio de la pretendida cédula, Calderón dijo que este documento contará con la identidad biométrica de todos los mexicanos. Aun concediendo que las huellas dactilares son fáciles de recabar, la identidad biométrica supone el reconocimiento automatizado de los rasgos característicos y únicos de cada persona: retinas, iris, mediciones faciales, ángulos cefálicos, voz, patrones de las venas de la mano, huellas digitales, etcétera.

Lo único que faltaría sería que la cédula de identidad tuviera un chip adicional con la secuencia genómica del ADN y el árbol genealógico en un archivo PDF.

Los pasaportes hoy cuentan con fotografías del iris y la medición de patrones faciales. Además ya existen otros métodos de identificación: cédula profesional, credencial de elector, Registro Nacional de Población (CURP), Registro Federal de Causantes, credencial del Seguro Social, licencia para manejar, etcétera.

Ya el Consejo General del IFE cuestiona el anuncio del Presidente sobre la Cédula de Identidad, externando su preocupación, ya que asegura que la actual credencial de elector garantiza la seguridad y la identidad de los ciudadanos, además que cuenta con la confianza de la sociedad mexicana. Mencionando que a la brevedad pedirán a la Segob detalles sobre este proyecto gubernamental. 

¿Por qué Calderón anuncia el establecimiento de una nueva Credencial de Identidad en estos momentos de aguda crisis económica? ¿Consideró el costo -se dice que sería, inicialmente, de tres mil millones de pesos- para la elaboración de dicha cédula?

¿Calderón informó de este proyecto al Poder Legislativo? ¿Los datos recabados tendrían la calidad de confidenciales? ¿No sería más adecuado en estos momentos orientar el gasto para la reactivación económica? ¿Es necesaria una nueva credencial de identificación o de identidad?

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